Pregón Año 2004
PREGÓN DE PASIÓN
COFRADÍA
PENITENCIAL DE LA SAGRADA PASIÓN DE CRISTO
Iglesia
Conventual de San Quirce y Santa Julita
D. Miguel Ángel Fernández del Campo
Ex-Hermano Ministro y miembro del Consejo Asesor de la Cofradía de la Orden Franciscana Seglar "La Santa Cruz Desnuda" de Valladolid
Reverenda Madre Abadesa y
Comunidad Cisterciense de este Real Monasterio de San Quirce y Santa Julita,
Alcalde de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo, Cabildo de
Gobierno, Representantes de las Cofradías y Hermandades Vallisoletanas,
Cofrades de esta Penitencial y hermanos todos en Cristo:
PAZ
Y BIEN.
Cuando en el mes de
Diciembre del pasado año me fue cursada la invitación y el encargo por parte
del Alcalde de esta Penitencial, para pregonar los acontecimientos que
desarrollaremos y viviremos en los próximos días, no pude por menos que
sorprenderme pues en mi trayectoria humana y profesional no he destacado por
tener una buena literatura ni oratoria ni por haber resaltado en diferentes
campos profesionales, mi único merito si así se puede llamar, ha sido ser un
simple cofrade, devoto de la Cruz, amante de la espitirualidad franciscana y un
enamorado de nuestra Semana Santa. Pero igualmente también les puedo decir que
fue una gran alegría compartida a su vez con una gran responsabilidad el poder
realizar este pregón.
Pregonar en una cofradía
que ya casi tiene 500 años de historia les aseguro que no es tarea fácil
aunque si me permiten la expresión el “factor campo”, juega de mi parte, y
digo esto porque en esta vuestra
casa me siento como en mi cofradía, esto sin lugar a dudas es jugar con
ventaja. A esta Hermandad me unen, muchos momentos vividos, alegrías y alguna
tristeza, alientos y desalientos que hemos compartido, devociones y como no, muy
buenos amigos.
Si
pregonar es anunciar un hecho que va a suceder, en la cristiandad tenemos con
mayúsculas al pregonero, aquel que por
nombre llamaban Juan siendo conocido como el Bautista, quien en palabras del
profeta Isaías, predicaba en el desierto de Judea “voz que clama en el
desierto, preparad el camino del Señor”, este a su vez nos
anuncia la llegada de Jesús “he ahí el cordero de Dios”.
Bien supieron entender
este mensaje los primeros cofrades de esta hermandad para fundarla y
hacer de ella buenas obras.
“Ciertos buenos hombres de
esta noble villa de Valladolid, comenzaron, criaron e hicieron la dicha cofradía
y hermandad de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y creemos que por
alumbramiento e inspiración del espíritu santo, porque tal obra como es tan
santa, tan católica y tan acepta a Dios nuestro Señor y llena de tanto amor y
caridad no se podría hacer, ni de nuevo criar”. Así comienza vuestra antigua
y primitiva regla allá por Octubre de 1.531, que al amparo y en la
espiritualidad de la orden de la Trinidad Calzada, supieron entender bien el
mensaje evangélico “ cuando dos o más se junten en mi nombre allí en medio
estoy yo.”
Con esa promesa de Jesús,
comenzó su camino esta cofradía, quien sabiendo de lo importante de la oración,
de la penitencia, nunca quiso olvidar el auxilio a los demás a través de la
caridad, y ya no solo con los próximos sino con un compromiso social en aquel
Valladolid del siglo XVI y que a perdurado a pesar de multitud de vicisitudes
hasta nuestros días.
Por sus obras les conoceréis,
así esos cofrades, en el empeño de ejercer la caridad, pronto consiguieron que
la Hermandad fuese agregada a la “Archicofradía de San Juan Bautista
Degollado, llamada de la misericordia de la Nación Florentina en la ciudad de
Roma” allá por el año 1576, tomando desde entonces como patrono la Degollación
del Bautista, y pronto sus cofrades y diputados juraron el cuidado de recoger
todos los que por alguna fatalidad muriesen en los caminos y sitios cercanos a
Valladolid, o que se ahogasen en su ríos así como asistir a los que han de ser
ajusticiados en ese último trance de sus vidas.
Pocas obras de misericordia
son tan loables como aquellas que se realizan con los que ha a veces definen
como “últimos” de la sociedad, los privados de libertad. Vuestros
antecesores en el desarrollo de tan santas obras
sabían de asistir al reo y a este le decían que era recibido por
hermano y cofrade suyo y le hacían participe de todas las gracias que esta
Cofradía tiene.
Si
ensalzable era el atender a los ajusticiados, no lo es menos otra piadosa obra,
que la hermandad realizaba con los más débiles.
“Ordenamos y mandamos,
que dos cofrades cada noche tengan cargo de buscar los niños perdidos por las
calles y tabernas y bodegones y los traigan a las casas de nuestro hospital”,
así rezaba vuestra regla. Si me permiten esta reflexión, cuantas veces
nosotros cofrades tendríamos que salir en busca y en ayuda de tanta gente
perdida, extraviada y descaminada que hay por el mundo.
No es de extrañar que con
tan importantes obras sociales sus convecinos les denominasen
a estos antiguos cofrades “hombres buenos”, bien es cierto que
esa siempre ha sido una constante
de esta Cofradía.
Tan rápido se propagan los
buenos propósitos y este sin lugar a dudas que lo era, que pronto en la ciudad
de Sevilla se funda la Cofradía y hermandad de Pasión a imagen y semejanza de
la de Valladolid.
Comencé
este pregón con un saludo franciscano universal, Paz
y
Bien, nunca estas dos palabras pueden definir tan acertadamente a tan antigua
Cofradía. Cuantas veces a lo largo de vuestra historia estas calles de
Valladolid habrán escuchado el sonido triste de unas campanillas y la voz alta
y compasiva de los cofrades pregonando “hagan bien, para hacer bien por el
ánima de este hombre que sacan a justiciar“.
Cuantas
veces señor de la Pasión, nos falta esa valentía para poder gritar y pedir
que se haga el bien y la justicia. Y luego Paz, si, Paz y Caridad sin usos
exclusivistas ni políticos, sino con el significado profundo de una vida
dedicada a los demás.
Hazme tu señor
instrumento de tu paz
de esa paz señor que tu solo puedes dar.
Oración
esta que San Francisco de Asís, como no pudo ser de otra forma, enamorado del
espíritu de la paz y de caridad, supo componer, y les confieso que son de las
oraciones que más me motivan y me hacen reflexionar y que continúa:
que allí donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga perdón,
donde haya discordia, ponga unión,
donde haya tristeza, ponga yo alegría...
Pues dando se recibe y perdonando se es
perdonado...
Si no conociese que esta
oración es de San Francisco podría llegar a creer que la misma pudo haberla
compuesto un antiguo cofrade de la Pasión, pues la misma define fielmente
vuestro espíritu penitencial.
La
Cofradía también sabía de conmemorar y santificarlas fiestas y así sabemos como se celebraba en esta ciudad la degollación
de San Juan Bautista, patrón principal de esta cofradía. Alrededor de esta
festividad en los últimos días del mes de agosto, Valladolid
se engalanaba de fiesta, celebrándose los mas devotamente posible, todos
los oficios divinos y procesión en honor de tan importante santo de la
cristiandad y teniendo este hermandad como privilegio único entre las cofradías
penitenciales vallisoletanas el derecho de poder indultar y librar algún
condenado el día 29 de Agosto de cada año
en la festividad de su patrón.
También
sabían de la diversión, como preparaban importantes encierros y festejos
taurinos así como fuegos de artificio en nuestra antigua
plaza mayor, instalándose en
la misma tablados para la contemplación y como sus cofrades se encargaban de la
compra y elaboración de alojas y suplicaciones que eran típicas y
tradicionales en esa festividad.
Sabemos
de su otra gran fiesta de gloria, que se organizaba en honor de su patrona,
Maria Santísima de la Pasión, que tan importantes debieron de ser, que fueron
comparadas por la multitud de devotos que asistían, a las peregrinaciones que
se realizaban a diferentes santuarios marianos de la provincia. Esta imagen según
cuentan las crónicas de la ciudad debió de tener gran devoción y arraigo
entre los vallisoletanos.
Pronto esta hermandad al
igual que las demás cofradías vallisoletanas, erigió su propio templo
penitencial, donde poder tener a bien sus oficios litúrgicos, cultos y
cabildos, dicha iglesia se instituyo bajo la advocación de la pasión de
cristo. La misma como así recogen viejos libros nos hablan de su belleza
interior y de su buena fabrica. Iglesia esta
perdida al culto en el pasado siglo XX, por la desidia de muchas gentes,
interesadas siempre, que al amparo de algún alto mandatario y también
algún político de turno, nos han privado a futuras generaciones
de poder disfrutar de la finalidad para la que fue construida.
Fiel testigo de
enterramientos de ajusticiados fue el Humilladero que esta penitencial, tenia
junto al puente Mayor a las afueras del urbe, ermita presidida por el Cristo del
Humilladero, fiel testigo este del transcurrir del Pisuerga y siendo espectador
privilegiado de la ciudad, esa imagen es la que hoy la conocemos como el Santo
Cristo de las Cinco Llagas.
Cofradía que se supo nutrir
de buenos artistas e imagineros algunos de ellos cofrades, diputados y alcaldes
de esta penitencial como así constan en vuestros archivos, que supieron plasmar
en las imágenes el sentimiento hondo de la fé a través de la belleza.
Importante patrimonio que os han legado y del que tenéis la responsabilidad de
cuidar y mantener. Quisiera detenerme por unos instantes en su imaginería.
Aquel cofrade de la Pasión,
maestro de maestros de nombre Francisco del Rincón quien supo sabiamente
componer el paso del levantamiento
también llamado de los reventados y hoy conocido con el nombre de la elevación
de la cruz. Gregorio Fernández, Bernardo del Rincón y otros muchos artistas
que supieron sacar de la madera tan bellos conjuntos como, El paso del
azotamiento o también llamado de la columna o de los azotes, el de la cruz a
cuestas, o el de Nuestra Señora y San Juan.
Muchas de estas imágenes a
pesar del intento de las cofradías vallisoletanas en impedirlo, fueron
arrebatadas bajo el auspicio de la ley, en el siglo XIX y con ello dejaron de
ser útiles para el fin con el que
fueron realizadas, quedando exclusivamente como piezas de museo.
Algunas imágenes
principales de estos grupos han llegado hasta nuestros días, no con pocos
problemas y dificultades y hoy podemos admirar en este templo.
De todas estas imágenes
quisiera detenerme unos instantes en tres de ellas, la primera Nuestra Señora
de la Pasión. Recuerdo aquel mes de mayo de 2001, en que dicha imagen fue
entregada a la cofradía. Unas horas después pude contemplarla ya en San
Quirce, y les puedo asegurar que la misma me impacto. Que emoción se respiraba
ese día entre los cofrades que al fin tenían a su Virgen de la Pasión en el
templo. Quisiera leeros un pensamiento en torno a Maria que el beato Rafael
Arnaiz, copatrono también de esta cofradía escribió sobre la Virgen:
“No sé si diré algo que no este bien. Que ella me lo
perdone. Pero creo que no hay temor en amar demasiado a la virgen…Creo que
todo lo que en la Señora pongamos lo recibe Jesús ampliado”
Otra imagen por la tengo una predilección y que forma parte del
patrimonio de la cofradía es la de Jesús Nazareno de la Pasión imagen que
esperemos pronto pueda hallarse entre nosotros.
Y
la otra imagen a la cual tengo una especial devoción es al Cristo del
Perdón. Esa imagen que también en tiempos fue conocida por el cristo de la
Humildad y que tenían sus cofrades la costumbre de sacar y acompañar cuando
había ajusticiamientos.
Quisiera leeros una estrofa
de la poesía “cristo de la perla”, pues perla eres santo Cristo del Perdón,
Si mis culpas, Señor, de Ti
me alejan,
Tu infinita piedad a Ti me llama;
Por acercarme a Ti mi pecho clama
Y el temor y vergüenza no me dejan.
Ya son 10 años en este
templo y cuanto ha cambiado Señor tu cofradía, aunque el espíritu sigue
siendo el mismo. Como no recordar aquel 31 de marzo de 1994, Jueves Santo, la
primera salida desde este monasterio con las tres imágenes, llevadas a hombros
de la ilusión, el “Flagelado”,
el “Perdón” y el “Cinco Llagas”, camino de la Catedral. Muchos de
vosotros lo recordareis y a buen seguro que posiblemente os venga a la memoria
esos momentos donde la emoción y la alegría nos inundo por completo.
Pero aparte de este rico
patrimonio hay uno que no consta en ningún viejo libro y que hoy yo quisiera
resaltar. El gran tesoro que ha tenido, tiene y seguro que tendrá esta cofradía
y que tú Santo Cristo del Perdón bien sabes, son tus cofrades, gentes anónimas,
sencillas, que conoces sus nombres y también sus oraciones, sus lágrimas y sus
alegrías. Gentes que a través de los siglos han sabido transmitir la fe de
padres a hijos.
También
Santo Cristo conozco de las desazones, enojos y disgustos de muchos de
tus cofrades, cuando personas ruines y sin escrúpulos han querido arrebatarles
su historia, su patrimonio y hasta su identidad, pero tu Cristo del Perdón,
siempre junto a ellos, ofreciéndoles buen regazo y dando fuerzas para no
arrojar la toalla. Bien
sabes Señor de Pasión del amor y de la devoción que te tienen tus cofrades.
Muchos años he tenido el
gusto de asistir al quinario del Cristo del Perdón y he de confesaros que me
produce una gran satisfacción el observar en la imposición de las medallas
como pequeños niños llevados de los brazos de sus padres se acercan a que les
impongan las medallas con tu imagen, y siempre realizo la misma reflexión,
donde hay niños hay vida y donde hay vida existe cofradía.
Otros mozalbetes que se les
ve todos los domingos del año ayudando y colaborando en misa o tantos lunes por
la iglesia, Paquito, Cesar y otros muchos, sois el futuro de la cofradía, a
buen seguro que algún día os tocara servir y llevar las riendas de vuestra
hermandad, arrimar el hombro a alguno de los pasos, portar alguna insignia o
aprender a tocar algún instrumento en vuestra banda. No perdáis nunca esa
ilusión y ese amor al Cristo del Perdón y
a vuestra cofradía. En muchos de esos muchachos me veo reflejado cuando con
pocos años mi madre me llevaba a mi cofradía, cuantas enseñazas, a ella debo
cuanto soy y a ella quiero también dedicar este pregón, cuantas veces me ayudo a vestir el habito o a colocarme el cordón que así
llamamos los franciscanos a nuestro cíngulo, o aquellos últimos consejos antes
de la procesión pórtate bien Michel, que esto es muy serio, ese consejo a
veces hacia en mí el efecto contrario y no podía por menos que molestar con la
palma al cofrade que llevaba delante, hacer alguna judiada a mis queridos
frailes o atar a ese hermano, el cordón a las sillas de madera en el sermón de
las siete palabras provocando un estruendo cuando el cofrade se levantaba de la
silla. Cuantas enseñanzas recibidas que por cierto os digo que no se olvidan
nunca. Y a vosotros cofrades mayores ser ejemplo y guía, pues para muchos sois
siempre un referente.
La vida en la cofradía
sigue y pronto como sin darnos cuenta escuchas “convertíos y creed en el
Evangelio”, llegó la cuaresma tiempo fuerte del año, conversión,
preparación, oración, ayuno. La actividad se acelera y pronto comienzan los
cultos a nuestras imágenes, triduo al Cristo de las Cinco Llagas, una semana
después a Nuestro Padre Jesús Flagelado y
a la mitad de la Cuaresma el quinario al Santo Cristo del Perdón. El
lunes siguiente el besapié al Cristo del Perdón, momento este, que durante
todo un día nos acercamos a ti con humildad a besar tus pies y poder contemplar
de cerca tu espalda lacerada, magullada y herida. Ese
día todos nuestros sentidos nos hablan de belleza, si belleza al contemplarte
entre la reina de las flores, las rosas, pues tu cofrades así lo quieren para
ti, aromas a incienso perfumando lo sagrado, las velas significando que tu eres
la luz verdadera y como no el tacto de tocarte y poder besar tus pies.
Y luego al caer la noche,
las luces del templo apagadas, el coro de tu cofradía que hace unos días
cantaba en el quinario “es el momento del amor” hoy se prepara para
elevarte una plegaria penitencial.
La iglesia esta llena y en una sola voz una frase “Perdón oh Dios mío”.
Es difícil no emocionarse
en ese momento pues el mismo tiene una carga de valores difícil de plasmar en
un papel mas me atrevo a decir que ese cántico penitencial no se entona con la
voz sino con el corazón.
Por fin llegan las
procesiones, los “días grandes”, de la hermandad, esto no quiere decir que
el resto de año las cofradías sobren pues en ellas hay vida todo el año.
Ahora me vais a permitir que
me convierta en un cofrade itinerante y corra de calle en calle y de plaza en
plaza para ver el paso de la procesión.
Ya en el Pórtico de nuestra
semana santa, la mañana amanece fresca y alegre, ya es sábado de pasión, por
las calles se observan puestos de palmas, por la cebaderia. Acera de San
francisco o por la Fuente Dorada gentes que van y vienen, madres que compran
palmas y carracas a sus hijos
pues mañana ya es Domingo de Ramos.
En San Quirce los últimos
preparativos, hay movimiento de hermanos por la iglesia, todos intentan
disimular ese cierto nerviosismo que nos invade a los cofrades, las horas antes
de salir en una procesión, continuamente miramos al cielo esperando que ese
nubarrón desaparezca, mientras ya han sido colocados los últimos lirios
morados al Santo Cristo.
La tarde comienza a caer y
los nervios se van convirtiendo en emoción. Llego el momento, una matraca suena
en la iglesia y las puertas comienzan abrirse y de repente silencio, ya por el
dintel aparece la cruz alzada, pronto la Iglesia queda vacía, no, todavía esta
dentro el santo cristo y como fieles testigos las hermanas del monasterio
observan en perfecta quietud la imagen de Jesús. En ese
instante me viene a la memoria otro pensamiento del Beato Rafael:
escuchad y asombraos: Dios esta en el corazón del hombre…. Cuando este corazón
vive desprendido de todo lo que no es Él.
El mayordomo hace sonar el
llamador con eso sonido seco, ronco, profundo, les puedo asegurar que pocos
sonidos y momentos se quedan más grabados en un comisario que ese instante. Con
una pausada armonía nuestro Cristo es llevado hasta la calle y allí
comienza a sonar la marcha real, queridos amigos observar y veréis como debajo
de algún capirote se disimula alguna lagrima emotiva. Pronto se escucha en el
eco de la noche una voz dulce, suave, monjil quien orando nos dice Santo Cristo
de las Cinco Llagas, adoramos tu llaga y compartimos contigo tus penas.
La procesión comienza
avanzar y como tratándose de una peregrinación, el camino nos lleva al
monasterio de Santa Teresa, luego a la Concepción, Santa Isabel y Santa
Catalina en todos los pórticos, un oración, que mana desde el silencio, y a
veces envidiada soledad de los conventos de clausura. He de confesarles que este
“ejercicio publico de las Cinco Llagas le he vivido desde diferentes lugares,
participando en el mismo como representante de mi cofradía, también como
espectador y como no, realizando estación junto con mi cofradía al paso de la
procesión por el monasterio de Clarisas de Santa Isabel.
Quisiera detenerme un
instante para poder describirles como se vive la llegada de esta procesión,
desde dentro de un convento de clausura. La noche ya es cerrada y las monjas
comienzan a realizar sus últimos rezos del día, en la iglesia un profundo
silencio solo roto por alguna oración, se empieza a escuchar a lo lejos, el
sonido de cornetas y tambores. Alguna de ellas exclama ya esta aquí el Santo
Cristo y pronto observas que la tranquilidad se convierte en cierta alteración.
Se abren las puertas de la iglesia y a los lejos se deja entrever la cruz de guía
custodiada por cuatro faroles, un franciscano hace retronar un carracón con ese
sonido estridente, la procesión ya llegó y el silencio si cabe es aún mas
profundo. Las hermanas entreviendo a través de las viejas rejas observan
impasibles la llegada de la procesión, pero cuando ven al “Santo Cristo”,
escuchas que alguna de ellas en
perfecta exclamación “cuanto
amor reflejan las llagas”. En la noche se vuelve a escuchar la voz dulce de
una monja que nos eleva una plegaria por las vocaciones, por aquellos que han
renunciado a todo y a todos para seguirte a ti Santo Cristo.
La procesión reanuda su
marcha pero todavía hay tiempo para asomarse a la calle donde si te fijas podrás
observar el color blanco de una toca como queriendo despedir al cristo de las
cinco llagas. La procesión empieza a transitar
por la calle Santo Domingo, calle emblemática en esta y en otras muchas
procesiones. Para todos los que nos podemos denominar semanasanteros, esa calle
es punto crucial de encuentro, en la misma parece confundirse el público con la
cofradía y siempre de fondo magníficamente interpretadas por la banda, suenan
las melodías caridad, réquiem o calvario.
El olor a incienso si cabe
en ese punto es mas intenso, se denota el esfuerzo y el trabajo de los hermanos
de carga en estas ultimas maniobras, aunque ya queda poco pues pronto nos avisa
el sonido de campanas de la espadaña de San Quirce que ya estamos llegando. La
procesión se recoge en el templo viendo en las monjas del monasterio una cierta
alegría pues el Santo Cristo ha regresado a su iglesia, a los cofrades se les
ve satisfechos y a los hermanos de carga, cansados pero emocionados de poder
haber llevado sobre sus hombros nada menos que a cristo nuestro bien.
La semana va transcurriendo
entre palmas, rosarios, vía-crucis, hasta llegar al Jueves Santo. Desde
primeras horas todo esta en calma; acaso algunas miradas de asombro ante el ir y
venir de los últimos preparativos; flores, hábitos, a veces prisas y hasta
sonrisas, todo gira en torno a la gran celebración, porque esta a punto de
cumplirse…
Porque ofrecí mis
espaldas a los que me golpeaban,
La mejilla a los que mesaban mi barba,
No oculte el rostro a insultos y
salivazos….,
La gran celebración, alegría, hasta el punto, que Cristo, Jesús amigo, en la cena instituye su propia permanencia como alimento de amistad, sacramento de amor, dispuesto a emprender el camino de la liberación. Mandato único, sencillo pero al mismo tiempo complicado,
… que os améis unos a otros como yo os he amado;..
Como explicar el tormento,
soledad e incluso abandono del hombre, que sufre en su flagelación o de aquel
que habiendo sufrido martirio se encuentra de rodillas sobre un peñasco y en
actitud suplicante y humilde, con las brazos abiertos como queriendo acogernos a
todos, las manos como pretendiéndonos decir que pronto los clavos las
traspasaran y con la mirada puesta en el cielo, que hablando con el padre y con
la resignación del momento, sabe decir “si esta es tu voluntad que también
sea la mía”.
Ya es media tarde y la
procesión de regla de esta penitencial, comienza a partir. En San Quirce
se repite el momento que hace unos días vivimos con el Cristo de las
Cinco Llagas, si cabe aún mas profundo y emotivo porque hoy acompañamos a
nuestra imagen del Santo Cristo del Perdón, imagen este muy querida por la
devoción que la ciudad y sus cofrades la profesan.
La procesión va partiendo
al son de la música, ya no suenan chirimías, menestriles, sacabuches o pífanos
como hace siglos, ahora suenan cornetas y tambores que también son oración.
Las calles repletas de
fieles van marcando la vía dolorosa que nos conduce hasta la Catedral, momento
este de gran expectación cuando los pasos en importante esfuerzo y no poca
pericia son introducidos en el templo. Allí se elevaran plegarias por los
privados de libertad pues hoy es el día del amor fraterno. Pocos momentos hay
en nuestra Semana Santa tan evangélicos como este.
La procesión después de
realizar estación ante el Santísimo comienza su regreso. A pesar que a esas
horas mi cofradía también esta en procesión he tenido la fortuna que en
varios años las dos hermandades han coincidido en la calle. Momento este que he
podido ver pasar delante de mis ojos al Santo Cristo del Perdón, con la suave
cadencia del que sabe que porta en sus hombros al rey de reyes, el conmovedor
sonido de unas campanillas como pidiendo limosna por tan dulce reo o el vibrante
llorar de una corneta pues también estas saben de la emoción.
Cuando todavía lloran los
cirios e impávidos velan al monumento, entre dos luces, da comienzo el Viernes
Santo. Es el alba del amanecer, la Cruz desnuda, que no sola, que sus cofrades
franciscanos saben de alumbrarla, nos anuncia que poco a poco el día se va
transformando en horas de grandes silencios. Cristo ha muerto y solo nos queda
su cruz. La tarde se tiñe de luto, todo se ha consumado, nos queda solo la
contemplación de la muerte y la Cruz, manifestación infinita de la
misericordia de Dios...
MIRAD EL ÁRBOL DE LA
CRUZ DONDE ESTUVO CLAVADA LA SALVACIÓN DEL MUNDO.
De nuevo esta Cofradía
volverá a salir a la calle acompañando al Santo Cristo del Perdón, en la
procesión general. La espalda de Jesús, satura de sangre y de dolor, nos
avanza que esta a punto de cumplirse lo que no dice la escritura.
Llego el final, Cristo ha
muerto y Maria de la pasión en esa tierna quietud le sostiene dulcemente en su
regazo y la cruz con el sudario, testigo de tan cruel drama.
Estaba al pie de la cruz la
madre de gracia hermosa, afligida y dolorosa viendo pendiente a Jesús.
Si algún hombre el gran pesar
de esta madre hubiera visto,
al pie de la cruz de Cristo,
¿Qué hiciera sino llorar?.
No es el final la muerte,
Cristo no fracaso, en la muerte comienza la vida. Este es el gran misterio de la
Resurrección.
Cristo vive.
Perdonad si algo que
hubieseis deseado oír, he dejado de decir, quedo abierto a la pena que por ello
me impongáis, mas si os sirve deciros que las palabras que hoy os he dicho han
salido todas ellas del corazón que allí se guardan los tesoros de los hombres.
Quiero ir terminando con algo que leí hace tiempo....
TODO
PASA, TODO ES EFÍMERO, SOLO UNA COSA QUEDA.... TU OBRA BIEN HECHA.
Este es mi deseo, que la
obra común de la Cofradía de la Pasión, sea una obra bien hecha todo los días
del año.
Y si de pregonar se trata a
ello con vuestro permiso voy.
Con licencia del Alcalde de
esta Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo, a todos los que
quieran escuchar y oír que esta cofradía como viene siendo costumbre de muy
antiguo, celebra santos y devotos ejercicios y procesiones a sus sagrados
titulares y por ende invitar a todos los que tengan a bien
acompañar al Santo Cristo en el “Ejercicio Publico de las Cinco
Llagas”, el sábado de Pasión. Y convocar a cofrades, fieles, paisanos y
forasteros que el Jueves Santo, Jueves de la Cena del Señor, al atardecer
partirá la procesión de “Oración y Sacrificio”, acompañando a nuestro
Padre Jesús Flagelado y a la imagen titular de esta Hermandad el Santísimo
Cristo del Perdón, en deseo que
nuestra ciudad sea un templo vivo, con las bóvedas del cielo, las columnas de
nuestra fe y las torres serias de nuestra esperanza, que la FE es cosa seria así
como el amor es la alegría de nuestro corazón
y poder aclamar al tercer día junto a nuestra madre María Santísima de
la Pasión
CRISTO HA RESUCITADO,
ALELUYA...., ALELUYA......,
ALELUYA.
Muchas gracias.
Miguel
Ángel Fernández del Campo
© Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo